Primero llegamos tarde. Yosvany el presidente, nos dijo: “Les acabo de entregar el carnet, supuestamente debían estar acá para hacerle la entrega personalmente pero ustedes como siempre tardes.”
No quedó más remedio entonces que repetir la escena de la solemne condecoración.
Luego de la presentación adecuada de nuestros carnets miembros de la prensa, sucede lo indecible: El árbol de naranja agria del patio de dicha instalación nos regala a 9,8 metros por segundo, uno de sus ejemplares.
Pensé que me caería en mi pequeña cabecita y calculando la distancia más la velocidad con que venía la naranja de seguro, era un buen chichón el resultado. Al unísono me vino a la mente la vez que casi muero con el accidente de la maleta de Gabriela.
Menudo susto y debut con mi carnet de acreditación para la Unión de Periodistas de Cuba. Por suerte, no hubo más tardanzas ni naranjas, que aguaran a fiesta.
Comentarios en: "Crónica de mi carnet de la UPEC" (4)
Pero lo importante es que estás viva, sin chichón y con una naranja agria regalo del cielo, además toda una periodista “carnetizada”. Felicidades, mi amiga querida!
lo que hace a una periodtsa no es carnet amigo mio un beso y gracias por escribirme
Qué naranja más caprichosa!!! Buen provecho colega que el carnet sirve para muchas cosas…
jajajajaj vist que capirchsa jajajaja , ojala qie el carnet me sirva de algo pero lo d…. jajajaja bueno slaudos y te espramos por aca